miércoles, 29 de septiembre de 2010

Sangre y Reyes: Recuerdo

Más de uno y más de dos se habrán apuntado al vivo de Sangre y Reyes pero no estarán pendientes de los Recuerdos, esos fragmentos de historia pasada que revelan detalles sobre algunos personajes (¡quizá sobre tu propio personaje!) y que te pueden ayudar en cierto momento de la partida. Esos trocitos de ambientación que te ayudan a meterte en el mundo.

Para los más metidos esto será historia pasada, pero ha habido ya algunos recuerdos que han ido apareciendo en el foro y que, sin embargo, no hemos subido al blog. Vamos a irlos publicando, aunque recordad, para Sangre y Reyes es muy importante que entréis con vuestro usuario y sigáis la información del foro, ya que es personalizada para cada uno de vosotros.

El recuerdo, tras el salto. ¡¡Ya va quedando menos!!


Cuando la escolta de Vencedores Turcos abrió las puertas de la sala del trono, me encontré directamente con la mirada de Mannfred Dracul-Astaroth, su reina Leonora y la bruja que les sirve, Pandora. Él se hallaba sentado en un trono en forma de dragón, que me recordó de nuevo al señor que había traicionado. En su frente se encontraba una bella corona con esmeraldas y rubíes, de una hermosura tan grande como su traje verde y la larga capa real de color carmesí que le colgaba de sus hombros. Una espada descansaba sobre sus rodillas, y supe que aunque las dos mujeres que le rodeaban le amaban, él tenía primero una obligación con su verdadera dama: la guerra.

- ¿Por qué vienes a nosotros, Néstor?- me preguntó de manera inquisitiva Leonora. En mi nombre había puesto una entonación de pura maldad y resentimiento. Ella no era menos imponente que su rey. Iba coronada de manera similar y se sentaba en un trono de menor tamaño, pero llevaba un vestido dorado que le hacía resaltar y resplandecer como el olvidado sol.- Tu señor no sólo no nos ha jurado lealtad, sino que se ha arrodillado ante el Mestizo y la Cábala. ¡Le ha coronado rey!- me gritó encolerizada-. ¿Cómo ha podido atreverse? Ahora, los ejércitos de vuestro padre atacan nuestra frontera y han provocado la muerte de nuestro amado Johan…

- Sé lo que te ha traído hasta nosotros, Azazel. Cuéntale a mi señor lo que has hecho- la interrumpió Pandora. Mientras ella me decía estas palabras, uno de los Vencedores que me había acompañado se acercó a Mannfred y le susurró algo al oído. Sabía que le estaba hablando de los vampiros y soldados que había traído conmigo. Cuando contemplé bien al soldado en la luz de la sala, me percaté de que no era un humano. Había contemplado más de lo necesario las últimas semanas a un dhampiro, hasta el punto de reconocer fácilmente que este hombre era uno de ellos.

Una sensación extraña recorrió mi cuerpo, como esos escalofríos que me atravesaban la espalda cuando aún era humano. Sí, en Leonora había fuerza y pasión, pero en Pandora se encontraba la máxima capacidad de control que jamás había visto. Sus pensamientos parecían encontrarse mucho más allá de nuestra conversación, pero aún así, su mirada marchaba de su señor a Leonora, para volver posteriormente a mí, como si encontrara respuestas sólo con contemplarme.

- He venido ante usted, mi señor, para entregaros mi entera lealtad y mis tierras- le dije tranquilamente, arrodillándome ante él y esperando reacciones por parte de alguno de ellos, pero nadie me interrumpió-. Mi creador se ha convertido en un simple títere en manos de los nigromantes, pero yo no me arrodillé ante ese que se hace llamar el Rey Mestizo como un título de gran honor. No es más que una bestia malnacida de las entrañas de su traicionera madre.

“Levántate”, me dijo una voz en mi mente. Había estado los últimos meses sin oírla, pero nunca podría olvidar la potente voz del rey de Oltenia. Sabía que entraba en mis pensamientos para comprobar mi poder y la fuerza de mi mente.

- Acepto tu vasallaje, Néstor Dracul-Azazel- me dijo, en sus palabras había una fuerza y determinación que jamás había encontrado en ningún otro vampiro que hubiera conocido-. Y no sólo eso. A partir del día de hoy, te nombro Duque de Muntenia, pues esas tierras te pertenecen ahora que tu creador actúa en contra del verdadero rey. Cuando la guerra nos llevé hasta Héktor, te prometo su cabeza.

En realidad, temí por la vida de Héktor cuando Mannfred me dijo esas palabras, pero oculté tales pensamientos para todos, las encerré en lo más profundo de mí mismo. No debía sentir piedad de él. Siempre tendría que soportar que me hubiera otorgado todo lo que soy, aunque tampoco había de olvidar que es menos que nada al arrodillarse ante Menegil.

- ¿Le vas a aceptar así sin más y le vas a otorgar un título de duque?- le recriminó Leonora-. ¿De verdad piensas que éste traidor Azazel nos será más fiel de lo que le ha sido a su padre? Soy hasta capaz de oler la traición en él.

En ese momento, ella no se estaba percatando de que las palabras que acababa de decir a Mannfred me darían un nuevo nombre en Oltenia, ni yo mismo me percaté en ese momento, pero desde entonces me apodarían el “Traidor a los Azazel”.

- Ya basta, Leonora- le dijo Pandora, pero en su tono había inscrita la señal de una orden.

- ¡Como te atreves a mandarme callar! Yo soy tu reina, ¿acaso lo has…

Ninguna de las dos se estaba percatando de cómo los ojos de Mannfred se estaban inundando de sangre, llevados por la furia y el poder que iba a utilizar. Desde ese momento, temí cuando los ojos de mi rey se teñían de color rojo.

- ¡Dejad de discutir!- les ordenó su rey, pero no era una simple orden. Estaba utilizando el poder de su mente sobre ambas. No tuvieron más remedio que obedecer-. Ahora, acompañadme.

Nos condujo desde la sala del trono hasta el balcón más cercano, desde donde podíamos ver todos los alrededores y la fortaleza. Al principio no vi nada, sólo oía un ligero tronar constante a lo lejos, pero tras unos minutos, una polvareda empezó a levantarse y el gigantesco ejército fue iluminado por la luna. Los soldados vestían la librea verde y dorada de los Vencedores Turcos y portaban los estandartes con el dragón dorado de los Dracul-Astaroth. El sonido del trueno no era creado por una tormenta, sino por la precisión con la que los regimientos de soldados marchaban acompasados. No dudé de que fuera el ejército más disciplinado de Wallachia.

En ese momento escuché un susurro junto a mi oído.

- ¿Ves ese estandarte de ahí?- pude ver la señal que la reina me hacía para indicarme un gran tapiz con el escudo de Oltenia, con el Dragón y el León, que se encontraba justo encima de los tronos en los que la pareja real habían estado sentados anteriormente-. Fíjate muy bien el material con el que fue tejido, Néstor, porque como nos traiciones me aseguraré de que formes parte de él.

No me había dado cuenta hasta el momento en que me lo dijo, ya que lo habían tejido de manera perfecta, incluso sospeché que habían utilizado sangre de vampiro en su fabricación. Estaba formado por pieles de vampiros.


Recuerdos de Néstor, Traidor a los Azazel.

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